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Cómo mejorar la calificación energética de tu vivienda (y por qué te interesa hacerlo)

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Cuando llega el momento de vender una vivienda, muchos propietarios piensan primero en el precio, la ubicación o la reforma del baño y la cocina. Pero hay un detalle cada vez más importante que muchos pasan por alto: la calificación energética.

Esta etiqueta, que va desde la A (más eficiente) hasta la G (menos eficiente), indica el consumo de energía que necesita tu casa para mantenerse confortable durante todo el año. Y aunque a veces se vea como “un simple trámite”, lo cierto es que puede marcar una gran diferencia a la hora de vender más rápido, aumentar el valor de la vivienda… e incluso ahorrar dinero mes a mes mientras sigues viviendo en ella.

¿Por qué mejorarla?

Una vivienda con mejor calificación energética es más cómoda, consume menos luz y gas, y contribuye a reducir las emisiones contaminantes. Además, está demostrado que muchas personas descartan viviendas con letras F o G, porque asumen que necesitarán hacer reformas costosas o que pagarán facturas muy altas. Por eso, mejorar la calificación energética puede ayudar a vender antes y, sobre todo, a un precio mejor.

¿Cómo se puede mejorar?

Aunque pueda parecer complicado, hay muchas acciones, algunas muy sencillas, que pueden ayudar a subir una o varias letras:

Por ejemplo, cambiar las ventanas antiguas por otras con doble acristalamiento o rotura de puente térmico es una de las mejoras más efectivas. Estas ventanas ayudan a que el calor del interior no se escape en invierno y que no entre en verano, reduciendo así el uso de calefacción y aire acondicionado.

Otra medida fundamental es el aislamiento: aislar paredes, techos o suelos, especialmente en viviendas antiguas que suelen perder mucho calor. A veces, simplemente sellar grietas o fisuras puede marcar la diferencia.

En cuanto a la climatización, sustituir una caldera antigua por una de condensación o instalar una bomba de calor moderna puede reducir considerablemente el consumo de energía. Además, es importante realizar un buen mantenimiento de los equipos, para que sigan funcionando de forma eficiente.

La iluminación también cuenta: cambiar las bombillas por LEDs, aprovechar mejor la luz natural o instalar sensores de presencia en pasillos o zonas poco usadas son pequeñas inversiones que suman puntos. No podemos olvidar los electrodomésticos: elegir modelos con etiqueta A o superior puede reducir el consumo anual, algo que también se refleja en la calificación energética.

Y para quienes quieran dar un paso más, instalar placas solares (fotovoltaicas o térmicas) permite generar parte de la energía que consume la vivienda. Hoy en día existen ayudas y subvenciones que cubren parte de la inversión, haciendo que esta mejora sea más accesible.

¿Realmente merece la pena? 

Sí, y mucho. Subir una o dos letras puede suponer un ahorro significativo en las facturas y hacer que tu piso se venda más rápido y por más dinero. Por ejemplo, un piso que pasa de calificación F a D no solo será más atractivo para los compradores, sino que podría incrementar su valor de mercado hasta un 5-10%.

Además, hay ayudas para hacerlo, existen programas públicos que financian parte de estas reformas, desde cambios de ventanas hasta la instalación de sistemas de energía renovable. También se pueden aplicar deducciones fiscales. Por eso, antes de hacer nada, conviene consultar qué ayudas hay activas en tu comunidad autónoma.

Mejorar la calificación energética es una inversión inteligente. Ayuda a que la vivienda consuma menos energía, sea más confortable, se venda antes y, casi siempre, a mejor precio. Si estás pensando en vender tu piso, en COMPRAMOStuPISO.COM podemos ayudarte a saber cuánto vale realmente tu piso.

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